Friday, March 24, 2017

LO POSIBLE / y II

La sociedad es un producto, el resultado de un proceso de desarrollo y no una estructura. La sociedad no puede crearse de nuevo y la historia enseña que solamente las leyes que de alguna manera concuerdan con el pasado de una nación tienen capacidad para moldear su futuro. El territorio de lo posible (pasado más presente viendo al futuro) sigue determinando la política. Ocurrirá lo que pueda ocurrir, no lo que deba. El planteamiento político de Ahora parte de la oportunidad que la disputa electoral de 2018 ofrece para derrotar el “pacto de impunidad” entre las élites autoritarias y la casta política, la voraz y corrupta cleptocracia dominante, y redefinir el proceso democrático del país. Se presenta como una iniciativa para “enfrentar la crisis que atraviesa el Estado mexicano partiendo de la organización de la gente”, y quiere acumular fuerza social para desafiar al “monopolio” de quienes usan el dinero y los cargos públicos en su beneficio. Intenta construir la plataforma de una política diferente, de acción colectiva y soluciones comunes, “que no excluye ni exige obediencia, que reconoce la libertad como término de relación”. Dicha política, una democracia participativa, como dicen sus documentos fundacionales, entiende que la transformación del país no puede dejar en manos de la actual clase política la solución a la problemática nacional. Un proceso de organización “desde abajo”, le llaman los convocantes de Ahora, que en los meses próximos deberá generar un programa de gobierno, el cual se convertirá en el contrato social entre quienes asuman responsabilidades públicas y la sociedad civil que construya el programa. Una iniciativa, en fin, para construir una nueva mayoría política a través de varias alternativas para aparecer en las boletas electorales en 2018: una candidatura independiente, mediante un partido, o mediante una coalición de partidos. Un medio, afirman, y no un fin para ellos. Ponen a consideración la posible candidatura de Emilio Álvarez Icaza, destacado defensor de los derechos humanos y cabeza del movimiento. Ahora se plantea un proceso de siete meses para contar con un respaldo mínimo de 80 mil personas. De no obtenerlo no seguirá la ruta de la disputa política. Porque distingue como su elemento principal la construcción de una organización política capaz de enfrentar “la crisis que amenaza la vigencia de nuestra democracia” con la participación de la gente en la vida pública. Parece de lo más coherente que ha surgido en la política últimamente. Pero su aparición puede ayudar, aun no queriendo hacerlo, a la atomización electoral que el PRI, el PAN y el PDR intentarán provocar en la izquierda social que, con todo tipo de matices, identifica a López Obrador como la única oportunidad concreta para echar del poder al PRI y sus aliados, los de la restauración crápula. Ningún personaje político que ahora recuerde concita tanta reprobación, si no acrítica, cuando menos incidental. Para muchos, el diablo de López se impone al ángel de la tozudez denunciante y, se quiera aceptar o no, de una honestidad personal no comparable ---a menos que se pruebe lo contrario--- con la de sus adversarios y enemigos. Parece un hombre obsesionado con el poder y no con el dinero. Sus defectos son muchos, sus omisiones y errores también. Improperios (“Ya cállate, chachalaca), impertinencias (“Al diablo con las instituciones”), ansiedades (el “gobierno legítimo”), inoportunidades (el plantón de Reforma), indiferencias e insensibilidades. Conservadurismo en muchos temas y un populismo que no teme decir su nombre, a diferencia del practicado por los neoliberales. Y aun así no parece haber mejor, o menos peor, candidato. ¿O quién si no: Osorio Chong, Margarita Zavala de Calderón, Castañeda, El Bronco, Mancera, Aurelio Nuño, Pedro Ferriz, Moreno Valle, Videgaray, Graco Ramírez, Silvano Aureoles? El sentido común y la decencia dirían: Emilio Alvarez Icaza. Eso es lo deseable, no lo posible por hoy. Bienvenida una iniciativa política tan oxigenante como la de Ahora. Es de desear que el resultado de su consulta sea parte de un amplio pacto político de izquierda para ganar la elección presidencial. Si el péndulo político no se mueve, el descontento popular podrá llegar a ser extremo. México es cíclico y tarda en explotar. Pero como López Obrador diría, se pasan, la casta política y las oligarquías se han pasado del límite y el país necesita una profilaxis mayor. Lo posible y lo deseable. Fernando Solana Olivares

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